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Lobo Carrasco


Hoy voy a entrevistar a un gran futbolista y mejor persona que tuve la suerte de conocer en un evento de la Fundación. Lobo Carrasco os va a contar sus inicios en el mundo del fútbol, su trayectoria y lo que piensa sobre la solidaridad de los futbolistas. Es una persona encantadora, cercana, muy sencilla y, sobretodo, con valores.

¿Tú de pequeño, ya querías ser futbolista?


No, porque nací con una bicicleta prácticamente, mi padre fue ciclista, semiprofesional, de la Mancha, nació en Algamasilla de Alba (Ciudad Real, fue ciclista y corrió con Federico Martín Bahamontes, Manzaneque, gente de aquella época, pero él lo dejo a los 29-30 años porque su madre se quedó viuda y él sin padre. Entonces se tuvo que dedicar a trabajar y no se ganaba dinero en aquel momento, sólo Federico Martín Bahamontes ganó algo, porque fue al Tour de Francia y esas cosas. Entonces a mí de pequeño me regalaron una bicicleta a los 5 años y, claro, yo iba en la bici, pero un día, porque yo he vivido en muchos sitios en la geografía española, incluso en Francia, mi hermana es francesa por ejemplo, me fui al patio del colegio y con una pelotita de éstas hechas de papel de periódico y plástico, que parecía redonda, digo parecía, porque no era una pelota, entonces nos pusimos a jugar allí, la chavalería, y por arte de magia, es que no sé explicártelo aún, aún no me lo explico, me vinieron a quitar la pelotita esa y me regateé a los dos o tres que vinieron y dije "¡Coñe!", y ahí me quedé enamorado de lo que sería el balón, y todo eso. Entonces cambié la bicicleta por el balón aunque la bicicleta siempre la conservo para darme alguna salida pero, digamos que mi vocación de futbolista no me viene en el ADN natural, sino que fue posterior por ese cambio que hice. Resumido, de ciclista, probablemente por mi físico, pasé a jugar al fútbol y enamorarme del balón, del que aún sigo perdido y enamorado de él, claro.

 Y una curiosidad ¿Por qué te llaman "Lobo"?

Porque mi amigo Lobo Diarte, que me sacaba 5 o 6 años más que yo, jugaba en el Zaragoza. Era Paraguayo, con el que hice una buena amistad .Cuando vino, antes de irse al Valencia y luego al Betis, un fotógrafo sacó la foto de Lobo Diarte conmigo, de espaldas los dos, yo con la camiseta del Barcelona juvenil y él con la del Zaragoza. Con los pelos que teníamos los dos, por la fisiología, nos parecíamos mucho, éramos un calco, muy parecidos. La verdad es que a partir de ahí me dijeron "Lobito, lobito", porque aún tenía 15 años y, luego, ya me quedé con "Lobo". Fue gracias a esa foto que sacó un amigo mío, fotógrafo.

¿Cómo fue el momento en el que el Barça te llama?

Pues mira, hay dos momentos en mi vida, aparte de ese momento en que me puse a regatear de pequeño y me quedé enamorado. Uno fue el telegrama que recibo estando en Torredembarra (Tarragona), yo jugaba en el Torredembarra con 15 años, con los hombres, con los del equipo regional, y me llamaron para ficharme en el Barcelona. Para estar una semana en el Barcelona y, luego, ya me ficharon, y ese telegrama me dio un subidón enorme porque, claro, es como si te llaman a ti, yo que sé, para hacerle una entrevista al personaje más importante del Atlético de Madrid, sería la máxima ilusión. Para mí, en ese momento, fue vital para mi carrera y sobre todo para la moral. Yo soy de Alcoy, la verdad es que me vino muy bien ese momento. El segundo momento fue cuando Chus Pereda, seleccionador nacional de juveniles, me llamó para la selección española, estando yo ya en el Barcelona. Esos dos momentos están para mi en ilusión tan a la altura como cuando debuté en el Barcelona con 19 años.

¿Ese telegrama lo sigues guardando?

No, porque cuando tengo algo se lo doy a mi madre o a mi hermana, que son las que cuidan las cosas que he ido almacenando, ganando... Yo sólo tengo una cosa, te lo confieso, en casa, que es una copa pequeña donde pone  "Premio a la Asistencia" y esa copa tiene más valor que todo el oro del mundo, porque esa copa es la que me hizo ser futbolista Profesional. Estuve viviendo en Tarragona y hasta que no encontré cobijo en Barcelona, estuve unos seis meses yendo y viniendo en el tren, pero yo no fallé ni un día. Entonces la gente que vivía en los alrededores de Barcelona o en Barcelona  no consiguieron estar ya sea por  un constipado, lo que sea, se les hizo tarde, el caso es que yo fui el más puntual, no fallé nunca, vaya. Este premio para mi tiene mucho valor. A partir de ahí viene todo lo demás.

Tu primer título con el Barça fue la Recopa del 79 que ganasteis 4-3 en la prórroga al Fortuna Dusseldorf y, además, tú fuiste el asistente del cuarto gol con sólo 19 años ¿En ese momento te diste cuenta de que tu carrera iba en serio?

Sí, en el terreno de juego, digamos, que esa ha sido la jugada que me ha marcado cuando yo estaba en el Barcelona. Es la jugada en la que Johan Neeskens me dio el balón en el medio del campo y, yo, me regateé a un par. Estuve esperando un momento, vino Hansi Krankel y, ya, ante el portero, metió fácil el gol y ganamos la Recopa. Esa jugada supuso un antes y un después en el barcelonismo porque con Kubala, Itsana, Machón, aquella mítica delantera, el Barcelona mereció ganar la Copa de Europa, pero por unos postes cuadrados ante el Benfica no la consiguieron y con el fútbol tan bueno y tan bonito que hicieron se merecieron ganar aquella copa. Entonces, yo les dediqué, en aquel momento siendo tan jovencito, el triunfo de la Recopa porque para el barcelonista tiene mucho calado aquel antes y después que hubo después de Basilea contra el Fortuna de Dusseldorf, los alemanes eran muy fuertes, venían de favoritos y pudimos ganarles 4-3. Hay otra final que nadie me señala muchas veces pero, yo te la confieso, que es cuando tenía 18 años. Un año antes, cuando era juvenil, llegamos a la final contra el Zaragoza en el Vicente Calderón. Nosotros hacíamos de "teloneros" de aquel famoso Athletic de Bilbao - Real Betis donde todos tiraron penaltis. Penaltis hasta que Esnaola, el portero del Betis, ganó a Iribar, que falló el lanzamiento que tuvo, y nosotros ganamos 4-3. Te digo esto porque hice una jugada muy parecida y también ganamos 4-3 pero sin prorroga en aquel momento.

Te voy a contar un secreto: yo moriré delantero, soy atacante. Para atacar a una defensa en los últimos quince minutos, si tú eres veloz y te cuidas bien, y si tienes regate, puedes destrozar con más facilidad a las defensas porque bajan la intensidad, pierden físico y, mentalmente, ya no tienen la misma capacidad de concentración y, a las pruebas me remito, con el partido Real Madrid - Manchester City, cuando entra Sterling, teniendo a Mahrez en el otro lado, rompe al Madrid, porque la velocidad ya no se pudo frenar. Esos últimos quince minutos han sido muy importantes en mi carrera, por este truco que te he dado.

¿Cómo compaginaste tus estudios con ser futbolista?

A mi me gustaba mucho la delineación, el mundo de la arquitectura y, de hecho, cuando voy a una ciudad siempre me fijo en los edificios, en las formas, quizá porque mi padre fue constructor. También, de ahí, me viene la vena artística, sobretodo en la arquitectura. Para mí, un arquitecto es alguien que tiene que tener cierto arte a la hora de tirar líneas y de hacer cosas bonitas que dan paso a su obra. Estudié arquitectura en Barcelona y compaginaba los estudios de manera fácil porque teníamos tanto tiempo, que , por ejemplo, en los aeropuertos, me dedico mucho a escribir y sobretodo a leer. Eso es algo que los deportistas y futbolistas tendrían que hacer. Hacer algo paralelo a lo que es la pelota, la jabalina, el atletismo...Yo recomiendo, desde tu Blog, que todos los deportistas hagan, paralelamente, una carrera que les ilusione y les motive. Hacerlo por hacer, no lo van a hacer. En la vida, la motivación es fundamental, hay que saber elegir y comprometerte a hacerlo. Nos jubilamos a los 33 años.

Cuéntame, ¿Cómo fue tu experiencia jugando con "el grande", con Maradona?

Diego tenía que haber tenido una estructura enriquecedora al margen del fútbol, para que en su vida tuviese una protección importante para, las malas compañías, apartarlas de su camino y no meterse en drogas. Entonces, Diego, como futbolista fue alguien que desafió la física. Entrenar con él, jugar con él, entenderme con él en el campo de fútbol, fue una de las cosas más maravillosas que me han pasado porque su nivel era el más grande que había en aquel momento. Para alguien que juega al fútbol, como yo, ofensivo, atacante,  rápido y veloz, la verdad es que era fácil entenderme con él. Lo que más me gustaba era que cuando estuvo en el Barcelona, con nosotros, pese a todas las enfermedades, y lesiones, siempre era un placer ir a entrenar porque me motivaba mucho intentar llegar a su nivel técnico. Desde luego, en la historia, si me hablas con un balón en los pies, siempre estará entre uno de mis elegidos, junto con Di Stefano, Kubala, Cruyff, Pelé, Beckenbauer, y, por supuesto, Lionel Messi. Ahí está mi valoración de los más grandes. Maradona era muy joven, era técnicamente insuperable, hasta que llegó "la Pulga". De hecho, mi padre, en vez de preguntarme "¿Cuando juega el Barça?", me preguntaba "¿Cuando juega Messi?", porque para él, que ha visto fútbol de arriba a abajo, Messi, era la reproducción de Maradona, pero con una permanencia en el tiempo, un goteo de fútbol, semana a semana y, por eso, están ahí las estadísticas tan bestiales.

¿Qué opinas de la solidaridad de los jugadores de fútbol de hoy en día?

Los deportistas solemos ser muy honrados, muy honorables, muy legales, en el sentido de que somos muy inocentes. Solo nos dedicamos a la pelota y a estudiar algo paralelo. Ahora, afortunadamente en todas las escuelas de fútbol de niños en Barcelona, en Sevilla, en Madrid... les obligan a estudiar. Solemos ser muy nobles, esa es la palabra. Es muy fácil engañar o malear a un futbolista, por eso hay que protegerse, estudiando Empresariales, Arquitectura, lo que tengas en mente y te ilusione. Te voy a confesar una cosa: la naturaleza deportista del futbolista, en este caso, suele ser egoísta, entonces, en el campo de fútbol somos solidarios porque somos un equipo y luchamos por el compañero, pero tenemos una vena muy destacable en el sentido de que nos gusta ser los que más cobramos, los que más guapos salimos en la foto. Digamos que una vena egocéntrica. Pero más allá de eso destacaría que cuando eres pequeño o pequeña, cuando te pones a jugar al fútbol, el hecho de hacerlo en compañía te crea una mentalidad solidaria de equipo, en contrapartida, no quiero que olvides esto, solemos ser muy egoístas, hablo de la etapa mientras juegas al fútbol.

¿Cómo crees que pueden ayudar los clubes a causas cómo la nuestra?

Simplemente haciéndose eco de vuestra fundación, como de las demás que existen. En el Barcelona estuvimos, un tiempo, colaborando con Unicef, con enfermedades raras también. Lo importante es poder contarlo de una manera u otra. Yo, según va pasando el tiempo,  tengo sesenta años, estoy agradecido a la vida. Me ha permitido desarrollar mi profesión, y, también, compartir cosas con otras personas que no tenían la posibilidad por un problema físico o mental que, a la vez, se sienten muy fuertes porque han sabido cultivarse desde su handicap. Si eso lo transformas en capacidad para no sólo resistir sino también para avanzar, te encuentras a personas maravillosas sin tener la capacidad física que he visto en otras personas que, mentalmente, desde luego, están en un punto muy bajo comparado a otras que, aún necesitando ayuda, los veo mucho más saludables a la hora de entablar una conversación. Los clubes siempre tenemos departamentos donde se hacen eco para becas, para otras cosas que en la sociedad suman.

Tuviste un accidente en enero del 85 que casi te cuesta la vida, ¿crees que ese percance fue un antes y un después en tu vida?

Andrés, sin ese percance no tendría la valoración y la perspectiva que tengo de la vida, hasta tal punto que del título de mi libro, "Regate y Propina", el regate es eso que me vino cuando cambié la bicicleta por el balón. Nadie me enseñó a regatear. Y la propina viene porque desde aquel momento del accidente de coche, que choqué contra un árbol, me salvaron mis piernas al hundir el freno y el embrague, según dijo el perito. Me salvé gracias a mis piernas, increíblemente, porque si me llego a pegar con el volante más fuerte, en vez de estar tres o cuatro horas sin conocimiento, hubiese dejado mi vida allí. Eso a mí me sirvió para tener valoración pero, sobretodo, para tener un horizonte de mucha más tranquilidad a la hora de enfrentarme con la muerte y eso es muy duro. Antes tenía pánico a la muerte y ahora no. La propina de mi vida la valoro de una manera enorme. Aquel accidente me posibilitó ver la vida de una manera diferente, Andrés. Tengo amigos que tienen alguna discapacidad y han sabido llevarlo bien gracias a lo más bonito que tenemos en la vida, después del latido del corazón, que es la mente. Ahora estoy hablando contigo y si yo te propongo viajar, tú, con la mente eres capaz de hacerlo, porque tú tienes una sensibilidad mayor aún, tienes un armamento mayor con la mente.













                               . 


























Espero que os haya gustado. 

¡¡Hasta la semana que viene!!









Comentarios

  1. Que gran entrevista y ¡qué oportuna! tenemos que valorar lo bonito que tenemos en estos momentos de incertidumbre. Vosotros nos enseñáis a apreciarlo. Ándres, todos estamos apreciando ahora cómo es ver la vida desde la ventana. Un abrazo muy muy fuerte para todos!

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